DOMINICANOS
EN EL EXTERIOR
5 Abril 2013,
08:40 AM,
PAIS VASCO,
España.- El concepto emigrante e inmigrante recibe diferentes interpretaciones
en los extractos sociales dominicanos, es decir, para la clase rica no es más
que un grupo de ciudadanos al que ya no se le tendrá que seguir pagando “las
facturas eléctricas o algún que otro impuesto”.
Para la clase
media, una masa de congéneres que se suma a la de ellos “garantizando así su
ininterrumpido crecimiento como clase social”.
Para los pobres la
solución a todos sus problemas. Siempre y cuando tengan un familiar residente
en el extranjero.
Esta no es ni la
una ni la otra. Yo le definiría como la salida de personas de un país, región o
de un determinado lugar para dirigirse a otro distinto y donde se establecen de
forma provisional o permanente.
En la mayoría de
nuestros casos las mismas circunstancias que nos obligaron a la emigración,
hacia España, es la misma que nos hace regresar al punto de partida, de regreso
a Dominicana, el factor económico.
Por tanto debemos
recordarles a nuestras autoridades, tanto a las de allá como a las de aquí, que
según las estadísticas de 2, 477,294 hogares Dominicanos 941,372 son
perceptores de remesas, usando el 60 % de estos ingresos para gastos de
consumo, especialmente en la canasta familiar. Aportando así, incluyendo
turismo, al País de un 10 % a 15 % del producto Interno Bruto Dominicano
(P.I.B).
Desgraciadamente
la crisis que arropa a España se ha cebado con los más necesitados, y dentro de
esas necesidades que sufren los colectivos de emigrantes en España el nuestro
no fue la excepción, por tanto, nuestra tasa de desempleo ronda entre el 70 y
un 75 % en esta parte de Europa.
Viendo por lo que
estamos pasando y lo que nos está reparando el destino tendremos que abordar
esta situación desde dos puntos de vista; el primero es iniciar una serie de
lamentaciones, como hasta ahora lo hemos venido haciendo, por lo que pudimos
hacer y no hicimos, tal y como lo está haciendo el gobierno Español y la
mayoría de sus instituciones; y el segundo es organizarnos y ponernos a
analizar la situación e intentar agilizar un plan de recate económico para
nuestra comunidad, y así poder ayudar a las personas más necesitadas de nuestra
comunidad Dominicana en España y Europa.
Al referirme al
primer punto sobre lo que podemos hacer, obligatoriamente tengo que referirme
al gobierno Dominicano, porque a pesar de no estar dentro de la Isla, seguimos
siendo Dominicanos. Amén de que en los tiempos de bonanza se nos trataba como
auténticos ciudadanos de primera clase aunque ahora sea lo contrario.
Ya muchos de
nuestros ciudadanos están re inmigrando a otros países de Europa, hacia
Inglaterra, Alemania, Holanda, Estados Unidos, etc., la mayoría con una mano
delante
y otra detrás.
Hay quienes ni
siquiera el pasaje tienen para retornar a nuestro País. ¿Pero, y lo que no
pueden hacer ni una cosa, ni la otra, debido al arraigo familiar en España que
será de ellos?
Es sabido que el
gobierno Dominicano, con el excelentísimo presidente Danilo Medina Sánchez a la
cabeza, está facilitando el retorno gratuito a nuestro país, a través de
nuestras autoridades en España, como forma de paliar la situación, lo que
habría que señalizar como un gesto noble de un presidente comprometido con los
ciudadanos de su nación ¿Pero, eso era lo único que esperaba nuestra comunidad
del gobierno del presidente Danilo? ¡Creo que no!
La verdad sea
dicha, posiblemente las comunidades Dominicanas en el exterior no esperábamos
mucho para sí misma. Porque su situación siempre era mejor que los que se
encontraban en el interior de la Isla, pero ahora nuestra comunidad necesita
del gobierno Dominicano a través de sus instituciones; embajadas, consulados y
nuestros diputados de ultramar. Ya que estos solo se dedican a alabar la
gestión interior del presidente.
Lamentablemente el
gobierno del presidente Danilo Medina Sánchez no acaba de llegar a las
comunidades de Dominicanos que residimos en el exterior, o por lo menos, a los
que vivimos en Europa.
Esto no significa
que no reconozca el inquebrantable deseo del presidente de querer ayudar a
todos sus conciudadanos en cualquier parte del mundo. Ya que de no reconocer
esta virtud Dios tendría que librarme de tan grande injuria, pero la realidad
no es más que la que le comento.
No es que el
gobierno vaya a solucionar la problemática, pero que su política exterior
dependa de las buenas intensiones y/o voluntad de los representantes de
nuestras autoridades, deja mucho que desear, y a la experiencia me remito.
Entonces porque
tratarnos con indiferencia o como si nuestro colectivo de Dominicanos en España
o en cualquier parte del mundo ya tienen todos los problemas solucionados y no
necesitamos de nuestras propias autoridades.
¿Si esto sigue
como va terminaremos convirtiéndonos en una masa de infelices si es que ya no
lo somos? Entonces tendremos que asimilar el concepto del dicho que reza ¡Hemos
sembrado parte del trigo pero no comeremos pan blanco! ¡Hemos cultivado la vid
pero no beberemos vino! ¡Hemos criado el ganado pero no comeremos carne!
El autor es dirigente del PLD. Reside en
Vitoria, España.
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